El Economista: El pánico a un posible desabastecimiento agrava el colapso de los puertos y las cadenas de suministro
- “De repente, minoristas y fabricantes están pidiendo más de lo que necesitan”
- Los propios retrasos en los envíos y la escasez se retroalimentan y generan pánico
- Los puertos se atascan porque no hay personal para llevarse las mercancías
Hace algo más de un año, cuando la pandemia del covid-19 llegó a Europa, la población se dejó llevar por el pánico saturando los supermercados y dejando las estanterías vacías (acabando con el stock de algunos bienes). Hoy, algo similar podría estar sucediendo pero con la industria y el retail como protagonistas. El miedo a un posible desabastecimiento en Navidad está llevando a estos agentes a comprar por encima de sus necesidades y mucho antes de lo esperado, generando cuellos de botella en unas cadenas de suministro que ya se encontraban tensionadas por la falta de personal y los límites generados por la variante delta.
“De repente, los minoristas y los fabricantes están haciendo pedidos en exceso debido a estos problemas de la cadena de suministro, y eso está conduciendo esencialmente a un escenario aún peor”, comenta Jonathan Savoir, director ejecutivo de la firma de tecnología de la cadena de suministro Quincus, a la CNBC.
Los minoristas y los fabricantes están haciendo pedidos por encima de sus necesidades y mucho antes de lo esperado. El movimiento que se está produciendo es similar al ‘efecto rebaño’ que se observa en las bolsas cuando cunde el pánico por las caídas o por las subidas. Un pequeño atasco en puertos y transporte por carretera está llevando a las empresas en masa a multiplicar y adelantar sus pedidos (efecto rebaño), causando un problema mucho más grave, según han revelado fuentes de la industria logística a la CNBC.
Las cadenas de suministro de todo el mundo se han visto afectadas por interrupciones masivas este año, desde la escasez de contenedores hasta las inundaciones, la falta de personal y las infecciones por covid que desencadenaron el cierre de puertos, generando ahora un atasco que deja imágenes impresionantes de eternas filas de barcos esperando para entrar en los puertos de la Costa Oeste en EEUU y en algunos puertos asiáticos.
El colapso de los puertos
Se espera que la crisis en la cadena de suministros afecte el crecimiento en todo el mundo. Hace escasos días, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó su previsión de crecimiento global (también la de España), citando a las interrupciones de la cadena de suministro en las economías avanzadas como uno de los factores. “Es poco probable que los cuellos de botella desaparezcan de la noche a la mañana”, señalan desde RBC Wealth Management.
El equipo de análisis de datos de la empresa, RBC Elements, ha realizado un estudio en septiembre que reveló que el 77% de los principales puertos que estudia y analiza estaban experimentando tiempos de respuesta “anormalmente largos”, y que este atasco en la cadena de suministro global muestra una tendencia “inequívocamente a peor”.
Un puerto desde dentro
¿Qué está pasando en los puertos? ¿Por qué ahora registran estos atascos? “Nos enfrentamos a un aumento de la llegada de barcos sin precedentes en los puertos de Long Beach y Los Ángeles debido a los grandes cambios en las cadenas de producción provocados por la pandemia mundial y a los desafíos de la cadena de suministro”, aseguraba el alcalde de Long Beach, California, hace unos días a la BBC.
Los cambios en los patrones de consumo y en la producción han disparado la llegada de barcos cargados con contenedores a los puertos de EEUU y Occidente en general. En el caso de EEUU, las llegadas se han incrementado en un 25% respecto a los niveles previos a la pandemia, un aumento que se produce en medio de las escasez para encontrar trabajadores en ciertos sectores como el del transporte: el resultado es unos puertos atascados, llenos de contenedores con producto que no llegan a su destino final porque no hay suficientes medios para retirar la mercancía de los puertos, cargarla en camiones o trenes y ponerlas a disposición del consumidor final.
El despertar del consumo en los países desarrollados tras la pandemia ha sorprendido a las cadenas de suministro. Los patrones han cambiado y de la noche a la mañana se han comenzado a demandar muchos más dispositivos electrónicos, electrodomésticos y productos relacionados con el cuidado personal y el deporte. Ahora, todo se está juntando con unos pedidos récords de material (decoración sobre todo) para Halloween en los países que celebran esta fiesta y el adelanto de las compras y las provisiones para el Black Friday y Navidad. Hay que volver a insistir en la palabra estrella de estos últimos meses: es una tormenta perfecta para la logística.
A todos los factores señalados anteriormente hay que sumar la vuelta a la oficina. A medida que las empresas están volviendo al trabajo ‘físico’ o en persona, se está produciendo un aumento en la demanda de equipos de oficina que van desde ordenadores, impresoras y servidores. Muchos de estos productos ahora están atrapados en varios contenedores de Asia. Esto se suma a la compras de material de protección para adecuar las oficinas a la nueva realidad y reducir la propagación del coronavirus.
“Muchos filtros de aire junto con equipos de ventilación también están en estos contenedores esperando a ser descargados”, aseguran fuentes del sector a la BBC. Además, hay un problema de personal acuciante, asegura Gary Hufbauer, miembro Instituto Peterson de Economía Internacional: la falta de trabajadores portuarios cualificados, conductores de camiones y personal ferroviario para mover todo está atascando los puertos. “En gran parte, esto refleja también el impacto de la variante Delta”, sobre todo en Asia, donde ha puesto límites al funcionamiento potencial de las infraestructuras logísticas.
Al final, si un eslabón de la cadena se rompe, el riesgo de paralizar el bloque entero es elevado. Aunque en esta ocasión son muchos los factores que están atascando la cadena de suministros, la escasez de camioneros y trabajadores ferroviarios resulta clave. Los contenedores transportados por barco llegan a los puertos y descargan su mercancía, sin embargo, como no hay suficientes camiones para completar el último paso, los contenedores se acumulan en los puertos, obligando a las autoridades portuarias a restringir la entrada de nuevos barcos porque no hay espacio para más mercancía.
La situación es crítica y el pánico de las empresas y la industria (incrementando sus pedidos) solo está agravando la situación. Los nuevos pedidos por miedo no van a lograr que los productos lleguen antes a las estanterías, más bien todo lo contrario. La gran esperanza es que todo este nudo se deshaga antes de Navidad. En principio, si la mayor parte de los pedidos se están realizando ahora, para finales de año se podría aliviar la presión, aunque esto es algo que aún está por ver.